viernes, 3 de agosto de 2012

Sigo con el nudo en la garganta, también en el corazón.

"-Me das asco cuando te comportas así."

Jamas alguna palabra de desprecio habían entrado tan profundo en mi corazón. Se me corto la respiración por unos segundos y me sentí completamente estúpida.
Ahí estaba yo, acudiendo a ti como un pobre gato callejero necesitado de amor y comprensión, contándote mis penas, el miedo que sentía y lo deprimente que era no tenerte cerca....y entonces me das el tiro de gracia, la estocada a muerte.

"-No me hables hasta que te calmes." volviste a decir.  No pude evitar reírme, aunque la verdad ni yo se porque me reía, no era para nada divertido...igual y era miedo, igual y el dolor era tan grande que mi cuerpo se confundió. ¿Acaso era una broma? ¿Calmarme después de palabras tan crueles?

Tal vez me reía de mi misma, si...tiene sentido. Que torpe fui al pensar que podía acudir a ti.